¿Los genes son hereditarios o no?
Cuando se espera un bebé, todos los padres quieren saber qué facetas de su personalidad heredará su hijo de él: inteligencia, gustos, capacidades. Desde hace más de 150 años, biólogos, psicólogos y genetistas se esfuerzan por contestar esta pregunta.
Sobre las aptitudes musicales, la sociabilidad, la creatividad o la elocuencia influyen mucho los genes, aunque se ha comprobado que la educación y las condiciones de vida también tienen un papel fundamental.
Según las investigaciones, acerca de los hijos adoptados se manifiesta que tienen más similitudes con el carácter de los padres biológicos (a los que no conocen), que con el de los adoptivos. Otros estudios, en cambio, confirman la influencia de los progenitores, de los compañeros y de la experiencia en el desarrollo de los niños.
Hoy, la mayoría de los científicos está de acuerdo con que la herencia genética y el entorno repercuten más o menos a partes iguales en la formación de la personalidad.
1. Somos creativos desde antes de nacer
Se reconoce que algunos rasgos del carácter, por ejemplo, la inteligencia, la sociabilidad o la creatividad dependen tanto de un número variable de genes como de las condiciones de vida del niño.
En el caso de la inteligencia, si suponemos que la madre es muy inteligente y el padre no tanto, el niño puede heredar una inteligencia media, por debajo o por encima de la media.
2. El talento no lo es todo
Esto vale para cualquier área de la vida: un niño que ha heredado de sus padres una predisposición a la dislexia puede convertirse en un apasionado de la lectura si, por ejemplo, su profe consigue transmitirle con ejercicios, estimulación etc. que leer es un auténtico placer.
Además de los genes, influyen los estímulos, el ejemplo de los padres y del entorno y el reconocimiento de las capacidades del niño por parte de los demás.
3. Los genes y el entorno
Los genes y el entorno varían en su importancia a lo largo de la vida:
- Los investigadores han podido comprobar que las familias tienen una influencia destacada en el desarrollo de las capacidades mentales del niño durante sus tres primeros años de vida.
- Cuando los niños alcanzan la edad para entrar en la escuela primaria, los genes vuelven a imponerse.
- A los cinco y seis años los niños ya son tan independientes que se buscan un entorno en acorde con sus predisposiciones. Un niño deportista por ejemplo se dará cuenta en la clase de educación física de lo bien que sabe tirar la pelota y lo rápido que corre. Cuanto más mayor se haga, mejor sabrá elegir a sus amigos y las actividades de ocio para disfrutar de sus talentos personales.
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